En
Agosto de Mil Novecientos Cincuenta y Cuatro, mi padre decidió, debido a un
desacuerdo familiar, que abandonaríamos la casa de mi abuelo y que emigraríamos
a los Estados Unidos. No era difícil en esos días: nos alojamos en la casa de
la Tía Josefa, quien vivía en el "otro lado", en Tejas, y en dos
semanas la solicitud de emigración que presentó mi padre fue aceptada. Así,
todos lo miembros de mi familia inmediata--mi padre, mi madre, mi hermana,
hermano y yo--recibimos las (entonces) nuevas tarjetas de residentes que ahora
se conocen como "green cards."
Nos
fuimos a vivir en una bella ciudad de la Costa del Golfo, Corpus Christi,
Tejas. Era un paraíso. Nuestras maestras eran muy amables y permanecían después
de horas para enseñarnos inglés; el director de la escuela me llevó a la
biblioteca me dijo que tomara dos libros
pues me los podía llevar a casa como regalos para que así aprendiera más rápidamente
a leer en inglés. Nuestro barrio estaba lleno de refugiados e inmigrantes de
Europa; se escuchaba el italiano, portugués, alemán y francés, entre otros,
pues la gente nos hablaba y nos gritaba en una cacofonía de múltiples lenguajes
al advertirnos que no nos cayéramos al agua pues nos empeñábamos en jugar entre
los barcos anclados en el canal del puerto.
¡Cómo
han cambiado las cosas!
Los inmigrantes,
no solamente en los EE. UU. sino en el mundo entero son vilificados y acusados
de apoderarse de los trabajos de los "nativos"; idiotas como Donald
Trump los describen como "asesinos y violadores", los policías los
agreden, los guardias fronterizos los persiguen y encarcelan, y generalmente se
les hace sentir que no están bienvenidos.
¡Que
rápido desaparecieron los cartelones de bienvenida!
Europa,
que hace apenas unos cuanto días daba la bienvenida a los refugiados del Medio
Oriente, ahora ha empezado a refunfuñan que estos son demasiados. Alemania ha
suspendido el tráfico de trenes entre su frontera y Austria; Hungría,
comportándose como el estado autoritario que es, ha mandado más guardias
fronterizos a impedir que los refugiados crucen su territorio; y Francia, tan
dubitativa como siempre, ha decidido repensar su posición al respecto...de
nuevo.
Inmigrantes
contra inmigrantes
El
rechazo de inmigrantes por gente que son ellos mismos inmigrantes o hijos de
inmigrantes no es una novedad. Quien haya tenido el disgusto de ver la mala
película de Martin Scorsese "Pandillas de Nueva York" o el gusto de
ver el excelente documental de PBS "Los Irlandeses en América", se habrá
dado cuenta del siguiente hecho histórico: los más rabiosos, vociferantes
proponentes de deportación de ilegales o bloqueo de inmigrantes son antiguos inmigrantes
que ahora se consideran "nativos", residentes permanentes, o
ciudadanos del país en cuestión.
Esto ha sucedió
desde que hemos existido los humanos en La Tierra. Me imagino que los
Neandertales y a otras especies de humanos vieron con miedo y preocupación la
llegada de Homo Sapiens cuando invadimos los cotos de caza. (Y, aparentemente fue
más intuición que miedo pues hay indicaciones que nuestra especie contribuyó a
que otras especies, como los Neandertales, desaparecieran).
En el
Siglo Diecinueve, los Irlandeses "residentes" se amotinaron
protestando contra la llegada de otros Irlandeses. Durante
la década de 1830-1840, hubo disturbios en las áreas rurales de Estados Unidos
debido a que equipos de trabajo provenientes de diferentes partes de Irlanda
lucharon entre sí y con los Irlandeses "nativos" de Estados Unidos
por obtener trabajos en la construcción.
En México, una vez que los inmigrantes chinos habían terminado de
construir los ferrocarriles, el resentimiento contra los chinos de mexicanos creció
de tal manera que la preocupación por el "flujo desenfrenado de
chinos" se convirtió en un frenesí de odio que terminó en motines y
masacres de inmigrantes chinos. (Los indios Yaquis eran más nativos que
cualquier mexicano pero sus costumbres eran lo suficientemente
"raras" para que parecieran extranjeros y por tanto también fueron masacrados.)
De acuerdo a la Wikipedia, estudios que se llevaron a cabo en el año 2000
respecto la oposición a la inmigración, muestran que este fenómeno está
presente en muchos países debido a cuestiones de nacionalidad, cultura y
religión. En años recientes, se ha estudiado dicho fenómeno en Australia,
Canadá, Nueva Zelandia y los Estados Unidos, así como en Europa donde se culpa
a la inmigración por la baja en salarios de los trabajadores más mal pagados.
Es así como el "nativismo" se ha convertido en el término general
para la oposición a la inmigración basada en el miedo que los inmigrantes distorsionarán
y deteriorarán los valores culturales de un país.
En estudios académicos, el nativismo, asegura la Wikipedia,
es un término técnico estándar. Sin embargo, quienes se aferran a la
anti-imigración típicamente no aceptan el término. En un estudio llevado a cabo en el 2010 se encontró
que los "nativistas...no se consideran a si mismos como nativistas. Para
ellos este término es negativo y prefieren considerarse a si mismos como
patriotas. Para los oponentes de la
inmigración, la anti-inmigración es
un término más aceptable.
Aún en países que fueron construidos por inmigrantes, tales como los
Estados Unidos, la anti-inmigración es común. A muchos sorprendería saber que un
personaje tan venerado e ilustre como Benjamín Franklin mostró hostilidad a la
inmigración alemana a su amado estado Pennsylvania (el que lleva el nombre de
un inmigrante, por cierto).
También hay hipocresía en la inmigración tolerada
Países como Brasil, el que, según yo, es muy tolerante en cuestiones de
raza y religión, y en el que la población con diferentes mezclas raciales es
significativa, los ricos y la élite siempre han querido que el país sea
"más blanco." Por lo tanto, en ese país, como en Argentina y Uruguay,
se promueve la inmigración "blanca" pero se desalienta la inmigración
de "otras" razas.
Yo siento que algo similar está pasando en Europa ya que los medios se
empeñan en mostrar a los más "blancos" de los inmigrantes (sobre todo
niños de bonitos ojos verdes o azules). Se nos alienta así a sentir más
solidaridad y brindar compasión a estos mientras que a los inmigrantes de raza
negra los presentan como maleantes resentidos que constantemente se están
amotinando y luchando contra la policía.
La ambivalencia institucional
Esta Unión Europea, que en esta cuestión, como en tantas otras, ha
mostrado que está lejos de ser una unión, se muestra ambivalente respecto a que
se debe hacer con este río de humanidad que fluye de este a oeste. Un día le
damos la más calurosa de las bienvenidas, festejando su llegada, dándoles
regalos y comida a los refugiados y el día siguiente los estamos pateando
(literalmente) como esa camarógrafa húngara que pateó y tropezó a un señor que
cargaba a un niño. Un día somos ciudadanos del mundo y el siguiente somos
nativistas rabiosos.
Tenemos que enfrentar el problema y aceptar que somos en parte
responsables de haber causado esta diáspora. Los Europeos y Americanos (en el
sentido de países de América) en nuestros esfuerzos equivocado por imponer
nuestra voluntad sobre el Medio Oriente y África, y en nuestra codicia por
obtener sus recursos naturales y petróleo, y en el deseo de crear imperios y
conquistar países, hemos creado la posibilidad de estas guerras y hemos
fomentado la destrucción de culturas e identidades.
No podemos continuar lamentándonos que nuestras economías "ya no
pueden con esta carga", como lo comentó un economista en un programa
televisivo. Aún si la población completa de Siria se volcara sobre Europa,
representaría menos del 5% de la población de la Unión Europea. Esta mal llamada Unión Europea tiene que, de
una vez por todas, mostrar unidad y encontrar en conjunto una solución, no
solamente en cuanto a la recepción de inmigrantes en varios países de la Unión
Europea y no solamente el Reino Unido, Alemania y Francia, sino también
ayudando a acabar con la causa de la inmigración, es decir las guerras del
Medio Oriente y el despotismo y terrorismo en África, los que nosotros hemos
explotado para nuestro beneficio económico y político.
Excelente reflexión. Espero seguir leyendo este blog, lo acabo de encontrar y muy buen pensamiento acerca del nativismo, nada fuera de la realidad. Saludos desde México.
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