jueves, 29 de enero de 2015

Viaje al Sur de España, Primera Parte: Aranda de Duero

El plan era salir el 13 de Septiembre porque yo no quería pasar mi cumpleaños, el día 15, en la carretera, manejando. Pero, debido a ciertas circunstancias que no voy a mencionar nuevamente para guardar en bien mi salud, no fue así. Salimos, ya se imaginará el/la lector/a, el día 15.

Por lo tanto, en esa fecha, cargamos todo--menos los gatos, los que encargamos a los vecinos--en el auto y nos fuimos rumbo al sur, hacia la frontera con España.


* * * * * * Conversación que sostuvimos al ir saliendo de la ciudad * * * * * *

Claudette
¿Revisaste el aire de las llantas?

Yo
No.

Claudette 
¿Revisaste el aceite del motor?

Yo 
No. 

Claudette
Revisaste el nivel del agua de los...

Yo
Mira, estos autos no necesitan que se les revise nada. Uno puede recorrer 100.000 kilómetros sin tener que abrir la capota del coche. Si se necesita cambiar o agregar algo, el ordenador del auto lo avisa. Por lo tanto, por favor deja de preguntar si revisé esto o aquello. ¡No revise nada! ¡Jamás reviso algo al iniciar un viaje! ¡En mis viajes no hay revisiones, de nada! Solamente me subo al auto y me voy.

(Un silencio sepulcral invadió el interior de coche. Y luego, después de unos minutos:)

Claudette
Pues, cuando yo iba a España con mis padres, ellos no salían de la ciudad sin...

Yo
¡Por Dios, eso fue hace 50 años! En aquellos remotos tiempos un auto difícilmente recorría 50 kilómetros sin que tuviera un desperfecto. Esos autos utilizaban más aceite que gasolina. Las cosas han cambiado un poco desde entonces. Ya no se requiere una manivela para arrancar el motor del auto, los caminos están pavimentados y no hay bandidos en la carretera que lo atraquen a uno. España  ya no parece una pintura de Goya. 

(Se hizo otro silencio y empezó a llover. Puse en marcha los limpia parabrisas y era obvio que se estaban desmoronando de viejos.)

Claudette
Deberías haber revisado los limpia parabrisas. Necesitamos cambiarlos. 

Yo
Arrrgh!

* * * * * * * * * * * *
Son unos 359 kilómetros de Biarritz a Aranda de Duero pero logramos llegar pasados unos minutos de las 15:00 horas. La casa que habíamos contratado para alojarnos está en una zona peatonal; tuvimos que dejar el auto a unas cuadras de ella. (Más tarde, la dueña de la casa nos mostró un estacionamiento más cercano, gratuito y muy a la mano.)

Ya eran las 16:00 horas para cuando la dueña nos entregó las llaves. Esta es una foto del Claudette entrando a la casa.


Realmente toda la casa estaba a nuestra disposición.

Dicen que Dios proteje a los inocentes y a los tontos. No sabíamos que habíamos llegado en el día que iniciaban las "Fiestas." Aranda de Duero es una region vitivinícola, por tanto, la santa patrona de la ciudad es "La Virgen de las Viñas." (Esto prometía un abastecimiento sin limite de vino, gente española de fiesta, y mucho barullo. ¿Qué otra cosa podría esperarnos?)

El pueblo cuenta con docenas de "Peñas", esos clubs sociales cada uno de los que tiene su base en una "Bodega", es decir, un sótano duramente socavado de la piedra sobre la que se construyó el pueblo. Dichas Bodegas se utilizaban para guardar el vino porque son muy frescas, algo húmedas y cuentan con un respiradero que permite la salida de los gases que produce la fermentación, lo que podía ser un peligro para los trabajadores--sin mencionar el daño que puede causar al cerebro humano si no hay un escape para el ruido y truculencia que pueden generar docenas de Españoles ebrios al estar en un espacio encerrado.

Hoy en día, las Bodegas se utilizan mayormente para festejar cenas y fiestas propias de cada Peña. En los días de las Fiestas de la Virgen, cualquiera puede entrar a cualquier Bodega y si se atreve uno, encuentra a un miembro de la Peña que te ofrece vino y algunas tapas para acompañarlo. Por lo general le dan a uno más vino que tapas, pero, bueno, esto es así.

Pero, eso fue algo que experimentamos después. Cuando llegamos a Aranda, estábamos hambrientos y por lo tanto, tan pronto que tomamos posesión de la casa nos fuimos a la parte del pueblo donde hay varios bares y restaurantes. Claro, todos ellos estaban ya repletos de gente tomando vino, riendo, cantando y platicando en ese tono de voz que los españoles practican, es decir a máximo volumen. Queríamos comer la especialidad del pueblo, cordero asado. Por suerte encontramos un restaurante en una calle tranquila que no estaba tan concurrido.



Después de calmar la sed con una cerveza San Miguel (pues había manejado cuatro horas sin parar), ordenamos una media botella de buen vino del Duero, Señorío de Nava, crianza, 2008. Luego pedimos un cuarto de cordero, el que llegó en un plato de barro caliente y aromático.

El cordero venía acompañado de ensalada y es magnífico pan típico de León y Castilla. Aquí está una foto que mejor lo describe.


Bueno, panza llena, corazón contento--y sed satisfecha--nos fuimos a explorar el pueblo. ¡Vaya que si estaba de fiesta! Para cuando salimos del restaurante, los bares estaban aún más repletos, todas las mesas de todos los bares estaban ocupadas, las calles estaban llenas de gente, muchas de ellas disfrazadas de curiosos personajes, y las bandas de las Peñas tocando y tocando.

Cada Peña tiene su propia banda y en ocasiones como esta, se unen para tocar música por las calles. Primero tocan frente a la entrada de la Bodega y después, tras beber amplias cantidades de vino y otros licores que les ofrecen sus amigos y compañeros de Peña, se van con sus instrumentos, extrañas vestimentas, caras pintadas y vasos de vino en mano, a tocar y bailar por las calles del pueblo.

Las bandas tocan canciones populares y también tradicionales. Pero, de cuando en cuando, dejan de marchar y tocan una "jota", la tradicional música bailable de esta región de España y a la gente que les va siguiendo se le invita a que se pongan a bailar:

  
Pensamos, "¡Que suerte! Esto es magnifico y muy folklórico. Llegamos justo cuando la gente del pueblo está de fiesta. Lo que no sabíamos es que dicha festividad estaba programada para durar hasta las cuatro de la mañana del día siguiente y que esto dura siete días. Y, estábamos alojados justamente en el centro de toda esa actividad. De buenas que las ventanas de la casa son dobles y amortiguan el ruido.

Supuestamente, todo esto es en honor a la Virgen; por lo tanto, uno se imaginaría que el centro de actividad sería la iglesia. Pero, pasamos frente a ella y no había un alma. De hecho, ¡estaba cerrada!


RIEN Á VOIR! CIRCULEZ! CIRCULEZ!

Ya que no había que ver en la iglesia, seguimos adelante en dirección de donde parecía emanar mucha música y jolgorio. La calle donde están los bares y "asadores", restaurantes cuya especialidad es el asado de cordero, parecía ser donde iniciaban su recorrido las bandas de las Peñas.  Frente a uno de los más celebres bares estaba tocando una de las más celebres bandas de Peña.



El silencio reinó en el pueblo durante la siguiente tarde. De hecho, pensamos que las "Fiestas" se habían terminado; pero, ese no era el caso. Era solamente un descanso antes de seguir con el fandango, una especie de recuperar el aliento colectivo para seguir el jolgorio con la "Verbena" de esa noche.



Así lucía el pueblo después del estruendo y barullo de la noche/madrugada anterior. Todo mundo descansaba para seguir con la fiesta al llegar la noche. Nótese la pintura que simula ser un casa. La que estaba ahi fue demolida y para que no se viera el espacio como un diente que falta en una dentadura, se colocó ese trompe-l'oeil. Me informaron las gentes del bar que está a un lado que es reglamento del municipio poner estos tromp-l'oeil hasta que se construya una nueva edificación para que no de mal aspecto al pueblo. Otra forma de cumplir con esto es dejar la fachada intacta, como lo hicieron en la casa de la izquierda. Nótese como se ve el cielo por la ventana.

La "Verbena" resultó ser un "concierto" (lease estruendoso rock moderno), baile con música folklórica, mucha bebida y barullo hasta las cuatro o cinco de la mañana siguiente. Todavía a las seis de la mañana pasaban gentes con copas de vino o vasos de cerveza en la mano, riendo, cantando y festejando.

Nosotros nos habíamos acostado temprano, como a las doce de la noche. Afortunadamente, las ventanas dobles de la casa nos permitieron dormir a pesar de la música y el barullo. Nos levantamos como a las nueve de la mañana y deseando desayunar con café y pan, salimos a las tranquilas calles que aún dormían la mona. Pasamos por un comercio que es tanto farmacia como expendio de jamón. "Muy apropiada combinación," comenté. Pero, los sandwiches que venden son deliciosos, con excelente jamón Ibérico y pan de la región.


Después de comprar unos sandwiches para la comida, encontramos la única panadería abierta a esas horas. La amable dueña nos sirvió un excelente café con leche y pastelillos. Es un lugar muy agradable, grande y bien decorado. Siendo el único que estaba abierto, estaba concurrido.

Nuestra última noche en Aranda fue como una gran final: todas las bandas de las Peñas se pasearon por las calles tocando aires de toda clase, les seguían los adeptos a cada Peña. Cuando las bandas llegaban a sus respectivas Bodegas, los miembros y seguidores, familias y amigos, las seguían hasta el interior de las mismas para tomar vino y comer unas tapas mientras las bandas seguían tocando. El ruido en el interior de las Bodegas era infernal pero la gente parecía disfrutarlo pues bailaban, reían y, claro, tomaban vino.

Esto duró nuevamente hasta las altas horas de la noche y continuó hasta la madrugada.

No contentos con el ruido de las bandas y el jolgorio general, a las doce de la noche empezó la pirotecnia que iluminó la noche y cuyos estruendos apenas eran audibles sobre el ruido de la gente y las Bandas.

La mañana siguiente, después de más café y descanso, nos fuimos a nuestra siguiente parada: Toledo. Ya les platicaremos nuestras aventuras ahí en nuestro próximo blog.

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