Para
todos aquellos que estaban esperando con gran expectación el
siguiente capítulo de nuestro viaje a España, “Hacia Toledo,”
les pido disculpas por no haberlo publicado ya; la razón es que se
me presentó un tema más importante e interesante: ¡el cochino
dinero!
Así
es: la fuente de todos los males, aquello que hace que baile el
perro, la cosa que hace que el mundo gire, de acuerdo a la canción
del musical “Cabaret,”
https://www.youtube.com/watch?v=I8P80A8vy9I
ha
venido a suplantar la parte tranquila de mi vida. Como ya lo saben
algunos de ustedes, e iniciado una campaña de “crowd funding”
con el fin de publicar o auto-publicar mi novela, "Mrinalika, a
Third World romance". Por lo tanto, pensé que debería utilizar
my blog para darles a ustedes la media docena de fieles lectores, un
vistazo “tras bambalinas” de la campaña.
Pero
antes, quisiera explicar cómo y por qué se inició todo esto: bien
sabemos todos que la Internet y sus hijas malvadas/buena, las redes
sociales, han venido a cambiar muchas cosas. Una de las más
importantes de el Mundo de las Editoriales.
Las
publicaciones has existido prácticamente desde que existe la
humanidad. Las pinturas rupestres y los petroglifos fueron las
primeras publicaciones de nuestros antepasados. Nos llevó miles de
años para ir de aquellas paredes de cuevas y piedras a las tabletas
de barro, los pergaminos y, eventualmente, el papel. Solamente
necesitamos unos cuantos cientos de años para migrar del papel a los
bits en las pantallas electrónicas.
Una
vez que se inventó la prensa, la publicación de textos se convirtió
en algo muy sencillo: el autor escribía algo, lo llevaba a la
imprenta, se le imprimían tantas copias como él quería, y
finalmente llevaba estas al vendedor de libros y pasquines. El autor
pagaba una cantidad fija a la imprenta por cada copia (o la pagaba,
más frecuentemente, su patrocinador) y compartía las ganancias de
la venta de su obra con la imprenta y/o con el vendedor de libros.
Los mismos Shakespeare y Proust lo hicieron así.
A
principios de Siglo Veinte, otro actor apareció en escena: el
agente. Ya que para entonces había cientos, si no miles, de revistas
y editoriales en el mundo, los autores encontraban difícil
administrar, negociar, o bien encontrar la revista y/o editoriales
adecuadas a su obra. Por lo tanto, una entidad especializada al
respecto nació: el agente. Por una cantidad, usualmente el 10% al
15% de las ganancias del autor, un agente se encarga de esto.
Esta
situación permaneció sin cambio por décadas: los autores
escribían, los agentes encontraban y negociaban con las revistas y
editoriales, los editores de las revistas y editoriales corregían el
manuscrito y argüían con el autor respecto a cambios y finalmente,
la editorial publicaba y distribuía el libro.
Pero,
llegó el elemento disruptivo: la Internet.
En
el sistema antiguo de autor-agente-editorial, las editoriales se
encargaban de casi todo: editar, crear cubiertas, distribuir,
promover y ver que el libro se criticara bien por revistas y
periódicos especializados. La Internet vino a cambiar este esquema y
todas las piezas se dispersaron y se convirtieron en entidades
independientes. La motivación de ello fue, y es, ¡EL DINERO! O, más
bien dicho, LAS GANACIAS y LOS COSTOS.
Cuando
el viejo sistema de autor-agente-editorial encontró que las
ganancias estaban disminuyendo y los costos subiendo, se hizo más y
más difícil que se aceptaran e imprimieran los manuscritos de
autores nuevos o desconocidos. Los agentes encontraron que solamente
podían interesar las editoriales en manuscritos que con seguridad se
convertirían en best-sellers o de ventas rentables. Para los agentes
y las editoriales es más fácil vender basura como “Fifty Shades
of Gray” (la pornografía siempre se vende) que publicar novelas
serias como las de Penelope Fitzgerald.
En
un interesante experimento, un autor tomo un libro que se vendió por
millones durante los años cincuenta y sesenta, “Old Yeller” y
que fue una igualmente popular película producida por los estudios
de Walt Disney, la puso en forma de manuscrito, solamente le cambió
el título y la mandó a agentes y editoriales. NADIE LA QUISO.
Los
agentes se quejaron de que “no hay mercado para historietas de
perros,” y las editoriales preguntaron por qué no había “escenas
de sexo” en la novela, entre otras estupideces.
Esto
no lleva a los problemas que encara un autor hoy en día al tratar de
publicar su novela. Primero, convencer a un agente de “encargarse”
se su manuscrito es muy difícil. Una y otra vez de dicen al autor
que no mande su manuscrito a nadie antes de que esté PERFECTO. Esto
quiere decir que haya sido editado y corregido por un editor
profesional. Cualquier “error de dedo”, le dicen a uno, mal uso
de gramática u oración mal estructurada es suficiente para que un
agente o editorial rechace el manuscrito sin molestarse ni siquiera
de enviar una nota de rechazo.
Los
editores independientes profesionales cobran entre $1,500 y $2,500
dólares por editar una novela de unas 100,000 palabras. Las
editoriales de libros electrónicos te piden que proveas tu propia
cubierta y diseño gráfico. Te dicen que una cubierta que “funciona”
tanto para la edición electrónica como para la impresa debe tener
ciertos elementos gráficos y que un diseñador de estos cobra entre
$400 y $600 dólares por fabricarlos. La promoción, distribución y
campaña de criticas y reconocimientos cuestan entre $1,000 y $2,000
dólares. La publicación electrónica no pide que se impriman milles
de copias al momento de anunciarse y distribuirse la obra sino que
para quien quiera una copia en papel, esta se imprime al momento que
el cliente la ordena. Los gastos de impresión se toman de las
ganancias del autor. Y así continua la cosa.
Si,
se puede utilizar algo como Kindle Publishing de Amazon para
auto-publicar un libro. Es decir, uno puede escribir el manuscrito en
Word, crear una cubierta con su programa de diseño favorito y subir
todo esto al CreateSpace de Amazon o a Kindle Direct Publishing;
pero, si así lo haces, estás solo para escribir, diseñar,
promover, distribuír, etc. Claro, uno puede comprar posteriormente
estos servicios, pero si así lo haces pues estás otra vez en lo que
se menciona arriba de gastos.
Uno
puede decir, “Al diablo que todo eso: simplemente voy a subir mi
libro a Amazon y voy a ver que pasa.” Bueno, así lo han pensado
muchos autores y así lo pensarán miles más. Pero lo que pasa es
que un ebook sin promoción rara vez vende más de unas cien copias.
A Amazon no le importa esto porque si un millón de autores publica
sus libros así y vende únicamente unos cuantos, Amazon gana
millones de dólares aunque cada autor venda un solo libro a razón
de $2.99 o menos. Sin embargo, mientras ellos ganan millones cada
autor individual gana un dólar. El costo para Amazon es cero. Para
ellos es pura ganancia para uno puro trabajo.
Esto
me lleva directamente a mis esfuerzos por hacer una camaña de “crowd
funding.” Por favor visiten la página web de la campaña:
https://www.indiegogo.com/projects/mrinalika-a-third-world-romance-novel/x/8737005
¿Ya
vieron la cantidad meta? Bueno, si suma uno los costos arriba
mencionados, verán que la cantidad llega a los $3,500 o más. Pero,
por favor consideren que aún SI LA META NO SE CUMPLE, cualquier y
toda contribución el útil. Yo si creo en LA EDICIÓN PROFESIONAL Y
REVISIÓN DE CONTENIDO. Es muy importante, ya sea si intereso a un
agente por representar mi novela o bien si decido AUTO-PUBLICAR el
manuscrito.
Otra
cosa que vale la pena mencionar: es importante que sepan que NO
SOLAMENTE LA CANTIDAD CONTRIBUÍDA ES IMPORTANTE; TAMBIÉN LO ES LA
CANTIDAD DE CONTRIBUYENTES.
El
sitio web INDIEGOGO promueve y destaca una campaña de acuerdo a LA
CANTIDAD DE CONTRIBUYENTES NO LA CANTIDAD DE DINERO. Por eso aún las
contribuciones de un dólar son importantes y marcan la diferencia.
OK,
ahora ya saben por qué inicié esto. La campaña durará dos meses.
Los mantendré al tanto de como va y de los eventos interesantes que
sucedan.
Por
favor emitan sus comentarios al respecto aquí y EN EL SITIO WEB DE
LA CAMPAÑA.
https://www.indiegogo.com/projects/mrinalika-a-third-world-romance-novel/x/8737005
Saludos,
Rodolfo
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