martes, 13 de diciembre de 2011

ESTE NO ES PAÍS PARA LOS JÓVENES

Nosotros, en las Américas, especialmente en América Latina, tomamos como un hecho que la tecnología, los deportes (con excepción de los locutores) y otras cosas propias de la vida moderna son actividades de los jóvenes. En Europa, y ciertamente aquí en Francia, las cosas no son así.

Este es un país donde los conciertos de rock los brindan gentes que suben al escenario en silla de ruedas y en cualquier película hay mas cabellos blancos que en los establos de la Escuela de Equitación de Vienna. (Adjunto una foto para los que no captan la referencia.)



Casi todo está dirigido a la muchedumbre mayor de sesenta años y hay más descuentos disponibles en tiendas, lugares públicos, cedes de diversión que uno pueda visitar aún tomando suplementos vitamínicos.

Ahora bien, no me estoy quejando. En París, fuimos a ver la gran película clásica "The Shop Around The Corner" en un cine que se especializa en películas de este tipo y la chica de la taquilla nos dio un descuento en los boletos aún sin que yo lo tuviera que pedir. Me sucedió lo opuesto en cierta ocasión que un muchacho tonto en el parque de béisbol de los Gigantes de San Francisco me pidió identificación para comprobar que yo soy mayor de edad cuando le pedí una cerveza. ¡Me deben creer que tiré mucha cerveza de tanto reír cuando regresaba a mi asiento!)

Claro que el estado de las cosas en Francia me agrada pero (y como ustedes comprenderán, en mis blogs siempre hay un "pero") esto no augura cosas buenas para el país. La gente joven aquí batalla para conseguir un contrato permanente de trabajo que les otorga los beneficios, compensación por desempleo, servicios médicos y dentales, y muchas otras cosas más que disfrutamos los mayores de edad. Muchos de estos chicos y chicas recientemente egresados de la universidad terminan haciendo trabajos inconsecuentes, al menos que sean de la elite egresada de las mejores escuelas; hay pocas oportunidades para la mayoría de los jóvenes en este mercado laboral.

Además, hay que agregar a lo anterior que la gente aquí es longeva (no es raro ver a un hombre de 85 años manejando un coche a una velocidad que iguala su edad) y que el gobierno está intentando elevar la edad de retire debido al défecit en el sistema del seguro social y cosas por el estilo le muestran a uno que este país no es para los jóvenes, ni de los jóvenes.

Esta largo prologo me lleva a mi discurso malhumorado del día: ¿quién diablos va a pagar la casa de retiro cuando me encarcelen ahí por ser un viejo decrépito y obstinado que no puede ver por si mismo? Si la mitad de la población joven de Francia se va del país para hacerse millonarios en Silicon Valley y la otra mitad, la que se queda, no puede conseguir trabajo adecuado, esto implica que nadie va a pagar impuestos, entonces, ¿quién va a sacar al sistema de seguridad social del hoyo en que se encuentra?

Me preocupaba esto el otro día cuando estábamos cenando en casa un salpicón de vegetales provenientes de nuestra huerta y sidra de manzana, porque ese venerable evasor de impuestos e ídolo de las masas de la tercer edad, Johnny Halliday, apareció en la pantalla al ser entrevistado durante el programa de noticias de las 20 horas.

"Mira nada más a ese sinvergüenza," exclamé. "Parece una imagen de cera que fue dejada en el sol demasiado tiempo."

Mi esposa se rió pero luego se ofendió cuando Leo Ferré también hizo presencia en la pantalla y yo dije que ese tipo tenía que "hablar" sus canciones porque ya no tenía voz no solamente por estar tan viejo sino porque no tenía la menor idea de lo que es estar afinado. (A mi me parece que ese es el estilo de la canción francesa, es decir, hablan las canciones a falta de voz. Que dieran por las poderosas voces de digamos un Javier Solís o Lola Beltrán.)

"¿Qué quieres decir con eso?" preguntó en un tono francamente punitivo mi esposa.

Yo le solté un verborrea respecto de quien va a pagar por mis pañales de viejo incontinente pero ella dijo que no le importaba ese tema. Entonces, embarqué en una explicación técnica y exhaustiva respecto los efectos que causas los viejos que se apoderan del mercado de trabajo y contribuyen al défecit del seguro social, pero esto tampoco le interesaba y regresó al ataque.

¿Qué quieres decir con esos comentarios respecto a que este país está gobernado por los viejos y para los viejos?" preguntó al momento que emitían chispas sus ojos y se electrificaban sus cabellos. Yo comenté que en las Américas los medios y los trabajos de la alta administración eran el feudo de gente con menos de 30 años. Fue entonces cuando se lanzó el primer cohetazo.

"Pues, estás totalmente equivocado. ¿Qué no recuerdas a artistas como Burt Lancaster y Kirk Douglas? Ellos hicieron películas hasta ya viejos."

"Si," respondí, "pero que tipo de papeles representaron? ¡Viejos decrépitos!."

"No importa que papeles representaron," respondió la tigueresa, "el hecho es que estaban trabajando hasta viejos. Hicieron películas hasta muy viejos."

Me dí cuenta que ella tenia razón, pero lejos de admitirlo, intente distraerla de su argumento mediante una extensión a mis descabellados comentarios.

"Nos estamos desviando por una tangente. Yo digo que en Francia los viejos dominan los medios, las artes, la economía y la cultura. Dejas pocos espacios para los jóvenes, para la sangre nueva y vamos a pagar muy caro ese estado de cosas."

"Y, que sugieres que hagan los viejos? ¿Que dejen de producir y trabajar simplemente porque son mayores de edad?"

"Pues, por lo menos," contra ataqué, "que dejen de producir material tan insípido como el de ese tipo Ferré. Por favor, simplemente échale un vistazo a sus canciones: Melancolía, Cuando me entierren, Canción de la muerte...¿qué será el título de su próxima canción? ¿"Cuando se pudra mi cuerpo"? Es un tipo muy macabro; prefiero esas chicas que cantan tonterías respecto a estar enamoradas de un baboso que la lleva a pasear en motocicleta, o algo por el estilo.

"Mira quién se está yendo por la tangente ahora," me dijo.

"Tienes razón," respondí. "Por tanto, sigo con mis criticas." Y seguí criticando. "Voy a escribir un blog al respecto y le voy a dar un título en ese sentido: 'ESTE NO ES PAÍS PARA LOS JÓVENES'"

"Y, ¿por qué no mencionas que no es país para LAS jóvenes?"

"Bueno," concedí, "creo que las podría incluir."

No quedamos callados un momento y después dije que seguiría comprando boletos del LOTTO porque ganarme una fortuna será la única manera de asegurar que voy a poder vivir en una casa de retiro para escritores durante mi vejez.

"Mmmm," dijo despectivamente, "Leo Ferré no necesita comprar boletitos del LOTTO. Hizo mucho dinero con sus 'cancioncitas mórbidas', como les llamas tú."

No supe que contestar al respecto.

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