domingo, 11 de diciembre de 2011

Diez razones por las que vivo en Francia


La nouvelle cuisine française.

Las razones por las que uno se viene a vivir a este país son tan variadas como las gentes que aquí emigran cada año. Claro, no me refiero a las multitudes de África y de las antiguas colonias que llegan por cuanta vía se puede uno imaginar, sino que me refiero a los romántic(os)(as), despistad(os)(as), ilusionad(os)(as) y desvariad(os)(as) que llegamos como "liebres lampariadas" (así les decimos en el norte de México a aquellos conejos o liebres que los cazadores sorprenden y paralizan con una fuerte fuente de luz) pensando que este país es ________ (llene usted el espacio en blanco con su razón preferida) el paraíso terrenal pues la presencia de Adanes y Evas en traje de nacimiento por las playas así lo comprueba, es el ombligo del mundo en cuanto a gastronomía, es aún el dictador de la moda, arte, música , literatura y otras actividades de holgazanes, vagos y desocupados otrora llamados "artistas", es un paraíso fiscal (jajaja), se vive aquí mejor que en ________ (mi país, el polo norte, el Sahara, el méndigo pueblo cucarachero de donde vengo, etc.).

Sean las razones arriba mencionadas por las que usted está aquí o aún otras más bizarras o particulares, le describo las mías pues quizá algunas de ellas las comparte usted conmigo, querido lector. (Y digo, "querido lector" porque esa frase describe literalmente al público que visita este blog).

Razón Numero 1: La comida.- Bueno, sí. Debo admitir que la comida fue un atractivo cuando llegué aquí pues siendo un glotón (o gourmand como dicen los franceses), con frecuencia el estómago invalida las decisiones del cerebro. Pero, estoy pensando seriamente en excluir esta razón de la lista o por lo menos bajar de categoría. ¿Por qué? Ilustro mis argumentos con el siguiente diálogo:

Yo: Hmmm, hace hambre, ¿qué vamos a cenar hoy?

Mi esposa: Pues, no se tú, pero yo voy a tomar solamente una taza de caldo de hierbas hervidas pues necesito bajar dos kilos para poder lucir bien est(a)(e) (Navidad, cumpleaños de X, cena con los amigos, visita de viejos amigos de Inglaterra, la próxima reunión de la asociación de vecinos, etc.) ¿No gustas?

Yo: No, gracias. Hace más de 6 millones de años que mis ancestros no son herbívoros y no pienso traicionar la verticalidad de nuestra línea carnívora.

Mi esposa: Pues, te vendría bien bajar unos kilos. Está muy de moda aquí la línea de ropa recta y...

Yo: Está muy de moda la anorexia diría yo por lo que veo en la televisión pues todas esas mujeres que se presentan en ese programa que te gusta parece que recientemente las dieron de alta en un hospital para tísicos.

Mi esposa: Bueno, si no quieres caldo de hierbas entonces tendrás que contentarte con una lata de sardinas.

Yo: ¿Qué? ¡Estoy en Francia! La tierra del buen comer y ¿me voy a tener que zampar una lata de escuálidas sardinas?

Mi esposa: Y sin pan...

Yo: ¡Ughhh! Prefiero el más cruel de los castigos culinarios: ¡McDonald's!

Mi esposa: Bueno, si no quieres sardinas, hay otras cosas...galletas digestivas, sin azucar...caldos en polvo, bajos en grasas y calorías...

Yo: Y sabor...¿Qué le está pasando a esta país? Cuando no estamos comiendo cosas traídas del Polo Norte, es decir, Picard, estamos imitando a los gringos y comemos comida basura, es decir, "fast food" que debería llamarse "slow death". Yo creí haber descubierto la razón por la que los franceses no estaban obesos, ¿recuerdas?

Mi esposa: Si, según tú, las porciones aquí son minúsculas...

Yo: Así es. Los yogur que venden aquí serían apenas muestras en otros países.

(A mi me gusta mucho el viejo chiste del señor que llama al mesero y le reclama: "Joven, hay una mancha en mi plato." Y contesta el mesero: "No, señor, ese es su entrée!" )

Estas ideas de que los cuerpos que sufren anorexia son mas elegantes y que las latas, productos congelados y deshidratados sustituyen a los frescos, y que los restaurantes Quick, McDonalds y Pizzerías son el equivalente de un buen bistro están obligándome a borrar de mi lista de buenas razones para vivir en Francia aquella que alaga la comida francesa.

Claro, yo no espero que las gentes, hoy en día, tomen hacha en mano y decapiten un ganso o pollo en el patio trasero, pero si sería agradable que estos animales que nos venden en los mercados no tengan el sabor de un animal prehistórico que encontraron en un glaciar que se derritió a causa de los cambios climáticos.

Hay que entender que la comida preparada está condimentada (o falta de ello) para ser lo menos ofensiva a la mayor cantidad de paladares; es decir, lo más insulsa posible. Y que las comidas congeladas, por más bonitos los paquetes en que las envuelven, no son mas que el equivalente de un cono de nieve con sabor a comida en lugar de azúcar.

En una conferencia, un experto de la Campbell's Soup nos dijo con orgullo que esa compañía había logrado que sus sopas tuvieran en mismo gusto sin importar en que fábrica del mundo de elaboraran estas. Yo le dije con no consideraba eso un logro sino una tragedia.

En otra ocasión, caminando por la avenida Champs Elysée en Paris, una joven pareja me preguntó si sabía yo donde estaba el Pizza Hut. Yo les dije que si lo único que se les ocurrió comer estando en Paris era una Pizza, sería mejor que se ahorraran dinero y se regresaran a casa, pues no habían entendido porque uno viene a Paris. Yo prefiero un caldo de cebolla en un bistro de barrio (de esos caldos que tienen una semana hirviendo) que una insípida hamburguesa de cadena.

En fin, cada quien su razón....

Mañana hablaré de la razón número 2: La famosa cortesía francesa.

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